En una sesión extraordinaria que dejó más preguntas que certezas, el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó este domingo la validez de la elección de ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a pesar de la detección de serias irregularidades como el uso de “acordeones” proselitistas, casillas con sumatorias anómalas y boletas “planchadas”.
Durante la jornada del 15 de junio, marcada por la tensión y el debate interno, el Consejo General del INE decidió validar los resultados, anulando únicamente 818 casillas distribuidas en 25 entidades. Esta cifra, aunque representa apenas el 0.97% de las casillas instaladas, fue suficiente para revelar patrones sospechosos: votaciones del 100% a favor de ciertos candidatos, incongruencias numéricas y prácticas opacas de promoción electoral.
El INE detectó las siguientes anomalías durante la elección del Poder Judicial en México:
-
Uso de “acordeones”: Se documentó la distribución de listas con nombres de candidatos sugeridos, lo que podría interpretarse como una forma de coacción o manipulación del voto, especialmente en zonas de baja alfabetización o alta influencia política.
-
Casillas con 100% de votos para un solo candidato: Se identificaron centros de votación donde un candidato obtuvo la totalidad de los sufragios registrados, algo estadísticamente inusual y sospechoso.
-
Sumatorias mayores al 100%: Algunas casillas reportaron más votos que personas en la lista nominal, lo que indica posibles errores graves o manipulación directa.
-
Tiempos de votación atípicos: Se reportaron casillas con tiempos de operación no acordes con la normativa o con patrones de voto masivo en lapsos muy cortos, lo cual sugiere prácticas no ordinarias.
-
Boletas “planchadas”: Esto refiere a boletas marcadas en serie o de forma mecánica, lo cual puede implicar la participación de operadores políticos que votaron en nombre de varias personas.
Uno de los pocos que alzó la voz fue el consejero Arturo Castillo Loza, quien planteó una alternativa: abstenerse de validar el proceso hasta que se aclararan los hechos. “Me generan una duda razonable sobre la validez”, expresó, advirtiendo que la coincidencia entre los candidatos promovidos con acordeones y los perfiles ganadores no podía pasarse por alto. Aun así, su propuesta fue desechada.
La pregunta que queda en el aire: ¿Qué tan confiable es una elección judicial donde se repiten vicios que históricamente se han condenado en otros niveles del poder?
El Consejo decidió entregar las constancias de mayoría, pero dejó la puerta abierta a que sea la SCJN o el TEPJF quienes resuelvan la legalidad de fondo. El gesto parece más un movimiento político que una defensa robusta de la democracia.
En medio de un país que demanda imparcialidad y transparencia en el Poder Judicial, esta validación exprés, carente de una investigación a fondo, amenaza con debilitar la credibilidad institucional y deja entrever la simulación con sello oficial.