Priista disfrazado ahora de naranja, el todavía dueño de Movimiento Ciudadano en Sinaloa, Sergio Torres Félix ha logrado sortear los obstáculos mientras hoy en día, ahora con el uniforme de la oposición, le hace el trabajo sucio al gobernador Rubén Rocha Moya, pues fue uno de los primeros que se lanzaron a atacar a Gerardo Vargas Landeros, el destituido alcalde de Ahome, pero también se ha sumado a otras causas perdidas como golpeteo en contra de la Universidad Autónoma de Sinaloa, al proponer una nueva iniciativa para que los recursos federales sean fiscalizados por el Estado, situación ya ganada en amparos por la UAS. Desde el Congreso, como es su carácter, El Morrín ha estado usando su estrategia de atacar solamente a quien representa un obstáculo a sus intereses.
Por Santiago Rentería.
Emanado del sindicalismo ramplón del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Culiacán (Stasac), el diputado Sergio Torres Félix, como buen expriista disfrazado de emecista, usa la tribuna del Congreso del Estado para atacar a quienes obstaculizan sus intereses, incluyendo los de sus amigos.
En la tribuna ha subido temas como la insistencia de que sea el Estado el que revise los recursos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuando ya quedó en firme mediante amparos que la Auditoría Superior del Estado no cuenta con competencia para tales fines.
También se lanzó contra Gerardo Vargas Landeros cuando todavía era alcalde de Ahome y atacó al actual director del Zoológico de Culiacán, en defensa de los intereses de su amigo y exsocio Ernesto Zazueta, dueño del zoológico ambulante de Ostok, hoy exiliado en Mazatlán.
En el caso de la UAS, después de integrar el comité ciudadano de vigilancia, un órgano encargado de hacer una contraloría social, Torres Félix comenzó a despotricar contra el rector Jesús Madueña, quien declaró que el diputado naranja solamente quería llamar la atención. Lo cierto es que ninguna de sus iniciativas ha avanzado en el parlamento local, más allá del estridente ruido declarativo que genera cada día de sesión.
EL PERFIL
A Sergio Torres Félix le gusta contar la historia que comenzó como barrendero en el Ayuntamiento de Culiacán, en donde lavó baños y aseó oficinas, para luego escalar en el sindicato hasta convertirse en secretario general. Eran los buenos tiempos del priismo hegemónico.
En 2013, cuando gobernaba Mario López Valdez, llegó de alcalde de la capital del estado vendiendo esa historia de esfuerzo, pero de acuerdo con fuentes, fue durante su periodo en que la deuda de la Comuna creció exponencialmente.
Durante su gestión fue polémico por intentar prohibir los circos con animales y mandar instalar los tristemente célebres “morrines”, unas figuras de fibra de vidrio que colocó por la ciudad y que fueron vandalizados y hasta robados, y que hoy fue puro dinero tirado a la basura.
Desde entonces también a Torres Félix se le conoce como El Morrín, un personaje caricaturesco de la política sinaloense que continuó su camino hasta desertar del Partido Revolucionario Institucional.
Torres Félix fue uno de los alcaldes que más endeudó a la capital, se lanzó a hacer un par vial por la avenida Álvaro Obregón que tuvo un sobrecosto de más de 12 millones de pesos.
Pero una vez que concluyó su polémica administración municipal, el gobernador Quirino Ordaz Coppel lo empleó como secretario de Pesca del estado, en donde también se encontraron presuntas irregularidades.
BUSCANDO REFLECTORES
Uno de sus más recientes pleitos es el que tiene con el líder del Stasac, Julio Duarte, de quien dijo, sin pruebas, que maneja la organización gremial como una empresa familiar.
Acusó que tiene a su esposa, padre y cuñados trabajando en el sindicato, a quienes les han dado aumentos, de entre cinco y siete mil pesos cada año, mientras los trabajadores no tienen ningún incremento salarial. Dijo que Duarte maneja el dinero del sindicato con opacidad y sin control.
Sergio Torres actúa como titiritero de su patrón y socio, el empresario local Juan Fernando Patiño Flores, quien se convirtió en millonario durante la administración de El Morrín siendo el principal proveedor y con contratos leoninos y con ganancias millonarias utilizando todo tipo de empresas, para este par todos son unos corruptos menos ellos.
Ésta es una de las aristas que no se le conocen en las redes de corrupción que ha tejido quien hoy se ostenta como algo nuevo con la política, pero con viejas mañas que salen a la luz cada que se pelea con algún personaje de la política.