¿Quién realmente controla las cárceles en Sinaloa?
Culiacán, Sinaloa.— Una nueva revisión realizada por el Grupo Interinstitucional en el Centro Penitenciario de Aguaruto, en la capital sinaloense, reveló —una vez más— la profunda crisis de control institucional en las cárceles del estado. La intervención, llevada a cabo la noche del lunes y las primeras horas del martes 15 de julio, concluyó con el hallazgo de drogas, armas blancas, dispositivos de comunicación y objetos prohibidos, en un módulo del penal.
En total, las autoridades decomisaron:
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20 kg de marihuana, 105 dosis de cocaína y 21 envoltorios más de cannabis.
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Un chaleco táctico, cuchillos y puntas.
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19 celulares, módems, radios, chips y una báscula gramera.
Pese a la magnitud del hallazgo, el comunicado oficial indica que la revisión se realizó “sin incidentes” y “en apego a los derechos humanos”, sin mencionar responsables internos ni acciones concretas para sancionar a funcionarios penitenciarios.
¿Revisiones periódicas o simulacros recurrentes?
Esta no es la primera vez que se realiza una “revisión sorpresa” en Aguaruto con resultados similares. Sin embargo, las condiciones estructurales que permiten la entrada y operación de objetos prohibidos dentro del penal persisten sin consecuencia visible.
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¿Cómo ingresan celulares, radios, drogas y hasta chalecos tácticos a un centro de alta seguridad?
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¿Qué redes operan al interior de los penales y por qué las autoridades no desarticulan su estructura?
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¿Cuántos operativos más serán necesarios antes de que se hable de corrupción penitenciaria con todas sus letras?
Un penal intervenido, pero no corregido
El penal de Aguaruto ha sido objeto de múltiples escándalos en los últimos años, desde fugas hasta narcomensajes saliendo desde el interior. Aun así, las revisiones siguen arrojando evidencia de autogobierno carcelario.
El mensaje oficial se limita a destacar la coordinación entre fuerzas estatales y federales, pero evade el tema central: la impunidad al interior de las prisiones sinaloenses, donde los internos siguen operando con recursos que deberían ser imposibles de obtener dentro de un penal.
Aguaruto, una herida abierta del sistema penitenciario
La revisión no es en sí una solución, sino un recordatorio de lo que no se ha resuelto. La repetición de estos hallazgos, sin transparencia sobre procesos administrativos o sanciones internas, plantea la misma pregunta que se arrastra desde hace años:
¿Quién controla realmente las cárceles en Sinaloa?