Violencia política en México, el camino hacia las elecciones del 2027
jueves, 12 de junio de 2025
Violencia política en México, el camino hacia las elecciones del 2027

Reportaje publicado en la Edición 416

En los primeros tres meses de 2025, fueron asesinados 50 políticos en distintos puntos del país. A estos homicidios se suman secuestros, atentados y desapariciones, muchos de ellos con el sello del crimen organizado. La reciente localización con vida de Gerardo Padilla Rodríguez, regidor del Partido Sinaloense en Cosalá, contrasta con una ola creciente de agresiones que refleja la fragilidad institucional y la impunidad imperante.

Por David Fuentes M.

La violencia política en México ha dejado en los primeros tres meses de este 2025 un total de 50 políticos asesinados. Además, se han registrado 15 atentados con armas de fuego, once secuestros y al menos dos casos de políticos o servidores públicos desaparecidos.

Lo anterior se desprende del informe Violencia Política en México, publicado por Integralia Consultores, en el que se señala que durante el primer trimestre de 2025 se identificaon 104 incidentes de violencia política a nivel nacional.

El 81.7 por ciento de las víctimas eran funcionarios en activo, exfuncionarios o aspiraban a puestos públicos en gobiernos municipales. Entre los casos más representativos figuran los asesinatos de Manuel Gamboa (Veracruz), Carlos Ramsés Neri (aspirante a alcalde en Veracruz), y Jaime Maciel Ramírez (director de Seguridad Pública en Guerrero).

Las amenazas constituyen el segundo delito más recurrente, con 24 casos, seguidas de atentados con arma de fuego (15), secuestros (11), desapariciones (2) y otros delitos (2).

El informe destaca que Morena es el partido que ha sufrido más incidentes (30), seguido por el PRI (10) y Movimiento Ciudadano (9). Esto, según los

analistas, se debe a la mayor concentración de puestos públicos que tiene Morena a nivel nacional.

Asimismo, el informe advierte que los ataques no sólo buscan eliminar físicamente a los políticos, sino condicionar los resultados electorales y ejercer control territorial y financiero. Todo esto bajo el creciente influjo del crimen organizado, que ha desarrollado estrategias cada vez más sofisticadas para infiltrarse en las estructuras gubernamentales, especialmente a nivel municipal.

CASO BRUGADA: ATENTADO DIRECTO A LA CÚPULA DE LA CDMX

El informe se dio a conocer unos días antes de que la capital del país se estremeciera con el asesinato de dos servidores públicos cercanos a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada: Ximena Guzmán, su secretaria particular, y José Muñoz, coordinador de asesores.

Ambos fueron emboscados y asesinados en un atentado que, según el consultor en seguridad pública David Saucedo, fue ejecutado por un sicario profesional al servicio del crimen organizado.

La planeación del ataque, la precisión con la que fue ejecutado, así como la ruta de escape diseñada para evitar cámaras de videovigilancia, confirman la participación de grupos criminales organizados.

Saucedo advirtió que, mientras continúen los decomisos y detenciones de líderes criminales en la capital, se podrían seguir presentando ataques de este tipo como represalia e intimidación directa hacia las autoridades.

SINALOA: EPICENTRO DE LA VIOLENCIA POLÍTICA

En el caso de Sinaloa, el caso más reciente episodio de violencia política, que por fortuna no terminó en tragedia, fue el del regidor y dirigente local del Partido Sinaloense (PAS) en Cosalá, Gerardo Padilla Rodríguez, quien

fue localizado con vida tras permanecer desaparecido desde el pasado 19 de abril.

El jueves 22 de mayo, el colectivo Sabuesos Guerreras informó que Padilla fue encontrado con vida. El regidor, conocido por denunciar actos de corrupción durante la administración de la alcaldesa Carla Úrsula Corrales, había reportado en redes sociales que era víctima de persecución política.

Su aparición con vida es una excepción en un país donde el asesinato, el secuestro y la desaparición se han convertido en métodos recurrentes de intimidación política.

Uno de los casos más notorios es el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, fundador del Partido Sinaloense (PAS) y exsecretario de Salud del estado. El 25 de julio, Cuén fue asesinado en un atentado que muchos consideran como la culminación de una lucha política intensa contra el gobernador Rubén Rocha Moya.

Cuén enfrentaba demandas legales, acoso hacia su círculo cercano y una campaña para desmembrar al Partido Sinaloense en el Congreso estatal, orquestada desde el Tercer Piso de Palacio de Gobierno.

Su asesinato representó no sólo un duro golpe a la vida política sinaloense, sino que coincidió con el inicio del actual conflicto armado que estremece al estado con la ruptura del Cártel de Sinaloa.

Otro caso que sacudió a la arena política local fue el asesinato del exdiputado del PRI, excandidato a la alcaldía de Culiacán y actual dirigente ganadero, Faustino Hernández, ocurrido el 30 de septiembre de 2024.

El crimen ocurrió dentro de su residencia, donde fue atacado junto con su chofer. Hernández había sido una figura prominente del PRI y su muerte

ocurrió en el marco de la guerra entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa.

Otro hecho que causó impacto fue el asesinato de Héctor Ramón Escobar Manjarrez, hermano de dos exalcaldes de Elota. Su cuerpo fue encontrado el 28 de septiembre junto al de otras cuatro personas en la zona de un bloqueo en la autopista Mazatlán-Culiacán. Escobar había sido reportado como desaparecido días antes. Su vínculo familiar con figuras políticas locales añade un componente de represalia política a este crimen.

De acuerdo con analistas, el Estado mexicano enfrenta una encrucijada dramática: o refuerza sus instituciones de seguridad y justicia para proteger a sus actores políticos, o corre el riesgo de permitir que el miedo, la corrupción y el crimen determinen el rumbo de la vida pública.

Mientras tanto, figuras como Gerardo Padilla, que han sobrevivido a atentados y desapariciones, se convierten en testimonios vivientes de una lucha desigual que de cara a los comicios del 2027 pinta para ser un periodo complicado, en donde a nivel nacional se jugarán gubernaturas, diputaciones locales, ayuntamientos y regidurías, sobre todo en Sinaloa, donde la actual guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa, financiador de campañas de acuerdo a testimonios e investigaciones, será clave nuevamente en un camino que se ve complicado para todos.

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