Por Redacción
Mientras los precios de la canasta básica no dejan de subir y miles de familias mexicanas recortan gastos esenciales para llegar a fin de mes, el gobierno federal parece vivir en un planeta distinto. Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), las familias mexicanas tienen "músculo financiero" y “ahorros suficientes” para enfrentar una recesión económica.
Rodrigo Mariscal, titular de la Unidad de Planeación Económica de la SHCP, aseguró durante una conferencia organizada por Americas Society que el país no prevé una recesión este 2025, y que, en caso de enfrentarla, los hogares mexicanos están preparados gracias a supuestos avances como el aumento del salario mínimo, la reducción de la informalidad y una mejora en el empleo.
“Incluso si hubiera una recesión, los hogares mexicanos ahorita tienen ahorros suficientes”, afirmó Mariscal, ignorando por completo los datos del bolsillo ciudadano.
Las declaraciones ocurren justo cuando el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) reporta un estancamiento económico en abril y cuando las protestas por el alza de precios se intensifican en distintos puntos del país.
Comerciantes desmienten el discurso oficial
La visión optimista del gobierno es desmentida por la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), que realizó un sondeo entre más de 20 mil establecimientos y consumidores. Los resultados: el programa estrella contra la inflación, el Pacic (Paquete Contra la Inflación y la Carestía), ha fracasado.
“El Pacic no ha servido y la presión sobre los ingresos familiares sigue creciendo”, advirtió la Anpec, contradiciendo la afirmación de Hacienda de que “no se han incrementado los precios”.
Según el estudio, los productos básicos siguen encareciéndose y el poder adquisitivo se ha reducido notablemente. Para muchas familias, la única "reserva" que queda es la de paciencia ante un gobierno que se empeña en negar la realidad.
La brecha entre el discurso y el día a día
Mientras las autoridades difunden cifras tranquilizadoras, en las calles la narrativa es otra: trabajadores que ya no completan la quincena, pequeños negocios que luchan por sobrevivir y familias que ajustan su dieta a lo que alcanza, no a lo que necesitan.
En un país donde la inflación sigue haciendo mella, hablar de “ahorros suficientes” suena más a burla que a política pública.