Hace un par de días se oficializó el entierro del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). En su lugar, el gobierno federal presenta con orgullo el nacimiento de "Transparencia para el Pueblo", un organismo diseñado para vigilar al propio gobierno desde el poder central.
El nuevo ente estará dirigido por María Tanivet Ramos Reyes, exfuncionaria de la Secretaría Anticorrupción y excomisionada en Oaxaca, quien fue nombrada directamente por la presidenta Claudia Sheinbaum. Con esta designación, queda claro que el espíritu de autonomía colegiada del INAI ha quedado atrás. Ahora, la vigilancia de la transparencia recae en una sola persona designada desde la Presidencia.
¿Transparencia controlada desde el poder?
El concepto de transparencia bajo este nuevo esquema parece haber cambiado radicalmente. Mientras el INAI operaba como un ente autónomo con pluralidad de voces, "Transparencia para el Pueblo" concentra la supervisión en un solo mando. Si bien se argumenta que esta medida busca eficiencia, resulta inevitable notar el potencial conflicto de interés al tener un organismo creado para vigilar al poder ejecutivo... dirigido desde el mismo poder ejecutivo.
La oficina central estará ubicada en la Ciudad de México y se dedicará exclusivamente a monitorear dependencias federales. Los otros poderes, como el Legislativo y el Judicial, así como organismos autónomos, contarán con sus propios órganos descentralizados, creando así un sistema fragmentado que debilita la idea de un garante único nacional.
Desmantelamiento del INAI: ¿Avance o retroceso?
Las oficinas e infraestructura del desaparecido INAI pasaron oficialmente a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Los excomisionados, que en su momento abanderaron la independencia institucional, ahora solo pueden desear suerte al nuevo modelo. Sin embargo, la realidad es que el país deja atrás un esquema de transparencia autónoma por uno bajo el control del poder central.
Lo irónico es que, en lugar de fortalecer el acceso ciudadano a la información, esta transformación parece colocar un candado a la rendición de cuentas. "Transparencia para el Pueblo" suena a una paradoja en sí misma: un organismo que debería vigilar al gobierno, pero que depende directamente del gobierno.
El panorama para la rendición de cuentas en México parece haber cambiado radicalmente. ¿Será este un paso hacia una mayor transparencia o solo una estrategia para centralizar el control? La historia lo juzgará.